Realizado por D. Antonio Jaén Sánchez
Sereno observante del día a día de la ciudad, por Córdoba es nombrado su Señor, rescatado del martirio y coronado como su divina majestad. La devoción pura y atemporal como las calles que presencian cada Domingo de Ramos su transitar.
Por ello que aquí la corona se vuelve de oro, dejando de ser un objeto que martiriza para mostrar la entera realeza de quien nos guía.
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