A Jesús Rescatado

No quiera, Dios de Amor, por mí ofendido

tú justicia vengarse en mi pasado;

bien sabes que su mucho yo he pecado,

mucho más he llorado arrepentido.

Si mil veces tu sangre la he vertido,

Jamás, Señor, mi culpa he perdonado,

Si mil veces tu «Rostro» he flagelado,

de muerte como tú yo estuvo herido.

¡Cuánto dolor en ti, por mi vileza!

¡Cuánto sufrir los dos por mi flaqueza!

Mira, mi Dios, qué grande es mi bajeza.

Pero sé que a tu amor no se le olvida,

Que ha costado mi nada, tu grandeza.

Fr. Alejandro de Málaga, capuchino

(Patio cordobés, 1.971)

Amargura

Reina de la noche oscura,

Bajo tu palio el dolor

ha perdido su amargor:

si te llaman Amargura

es por dar nombre a tu amor.

P.Luis Martinez. (S.S en Córdoba-F.G)

Nazareno

Cuando pasa el Nazareno,

de la túnica morada,

con la frente ensangrentada,

la mirada del Dios bueno

y la soga al cuello echada,

las entrañas se me anegan,

en torrentes de amargura,

y las lágrimas me ciegan

y me hiere la ternura…

José Mª Gabriel y Galán

(poema)

Entre los padres de gracia

…Entre los Padres de Gracia.

Rescatado y en silencio,

cono ojos de llanto antiguo,

manos de sometimiento,

angustias de estar sin nadie,

pies desgarrados y yertos,

el Rescatado agoniza

en una cárcel de rezos.

¡Por rescatarnos, sus manos

cruzadas están muriendo!

Pero Córdoba lo sabe,

y lo rescata poniendo

en cada llaga un suspiro,

en cada lágrima un beso,

¡con la cordobesa gracia

de cada arrepentimiento!

Fco. Montero Galvache

(Pregon S.S 1957)

SAETAS

¡Qué pena me dio aquel día

al verte a ti maniatado,

en tu semblante se veía

lo mucho sufrías

Padre Jesús Rescatado!

¡Eres una estrella brillante

más brillante que ninguna

por ser de los trinitarios

Madre de la Amargura

por eso te quiero tanto!

Concepción Castro

DOMINGO DE RAMOS

Con capas nazarenas

de callada blancura,

la noche del domingo

de los ramos clausura

Córdoba con su rezo

mientras va la Amargura

dejándola cubierta de infinita ternura.

Espigando tristezas

por el suelo morado,

Córdoba las ofrece

a Jesús Rescatado,

y el silencio de muerte

que lo tiene cercado

deja oír el suspiro

de su andar exhalado.

Y Córdoba le pide

Dulce amor golpeado:

dame lo que no está

todavía traspasado,

tus Manos sin clavar

la piel de Costado,

los lirios de tus Pies

lo que no está clavado.

¡Y esos ojos, Señor

que al pasar me han mirado,

y ese aliento de gloria

con que tú hasta perdonado

mis afrentas, Señor

dámelo, Desolado

Clavel,

para guardarlo

en mi fe custodiado!

Fco. Montero Galvache

SAETA

¡Las espinas se han «clavao»

sobre tus sienes divinas

y como un preso «amarrao»

hacia el suplicio camina

nuestro Padre «Rescatao»

Rafael Castro